30 de abril de 2015

José M. Rendón

José Manuel Rendón
José Manuel Rendón Camacho

General boliviano, nació en Cochabamba el 6 de junio de 1826, hijo del coronel Manuel Rendón y de doña María de las Mercedes Camacho.

Vivió varios años en Lima, donde estudió, regresando a Bolivia en 1843, ingresando a la Escuela Militar.
Durante su carrera militar participó en varias revoluciones, llegando a ser desterrado. Triunfante la revolución contra Melgarejo, en 1871 fue elegido Diputado por Potosí. Fue Prefecto y Comandante General de varios departamentos.

Para la guerra del Pacífico, fue nombrado Comandante General de la 6° División, viajando a Tacna, pero problemas con el presidente Daza, tuvo que regresar a Bolivia.

El 08 de setiembre de 1879, junto a otros militares, deponen a las autoridades de Cochabamba, para hacer una revolución contra Daza, pero no fue secundado por el pueblo, teniendo que huir del lugar.

Formó parte de la Convención Nacional de 1880.

Elevado al grado de Mayor General en diciembre de 1888.
Durante el gobierno de M. Baptista, intentó hacer una revolución a favor del dr. Luis Paz, pero al ser descubierto tuvo que irse a Valparaíso, luego a Lima, y posteriormente a Iquique donde se estableció.

Acosado por la pobreza, se suicida con un tiro de revólver, el 31 de agosto de 1908 a los 82 años de edad, dejando escritas unas "Memorias de Ultratumba" donde señala su actividad militar a favor de su Patria.

De aquellas memorias transcribiré lo relacionado con la guerra del Pacífico:

"Mis Memorias Ultratumba

En este momento Supremo, se me agolpan a la imaginación un torbellino de recuerdos. Todos tristes y amargos! que quiero consignar en parte, a grandes rasgos.
Quiero que se publique estas notas. ¿Y a quién encomendar su publicación? tengo acaso un amigo, una persona conocida?
He aquí mi testamento o mis memorias de ultratumba escritas en plenitud de mis facultades....

Quiero además, consignar otro hecho de no menor importancia en mi vida pública.
Pocos conocen las causas que motivaron mi no concurrencia a la guerra del Pacífico.

Tan luego que el General Daza, raptó a mano armada, la presidencia de Bolivia, me vi precisado a abandonar el país huyendo del encarnizamiento con que me perseguía.

Me encontraba en el ostracismo, cuando se produjo la ruptura de relaciones entre Chile y Bolivia. Fuí el primero en constituirme en La Paz, (precedido de una protesta que publiqué en Arequipa) a ofrecer mis servicios.

El Ministro de la Guerra, ni aún tuvo la atención de acusar recibo a la nota que me permití dirigirle, haciéndole saber, mi repatriación con el propósito de empuñar un rifle en defensa de mi patria.

Muchos días después, se presentó el Ministro de la Guerra en mi alojamiento, y me dice, aquí traigo un pasaporte. El Presidente ha tenido por conveniente nombrar a Ud. Comandante General de la 6°. División y ordena que hoy mismo emprenda Ud. marcha a Tacna. SS. se reserva darle a Ud. las instrucciones al respecto. S.E. me presentó un sucio legajo de papeles, que contenía una larga lista de los bolivianos residentes en Tacna, remitida por el Cónsul y me dice: “Aquí tiene Ud. aquí tiene Ud. no sólo una división, un Ejército. (La burla no podía ser más amarga). Le doy a Ud, sobrado tiempo para que me espere Ud. con la división armada y uniformada. Salgo yo con el Ejército dentro de ocho días y buen viaje General".

A mi arribo a Tacna, fui rodeado únicamente por los empleados que se vieron precisados a abandonar el litoral boliviano, viejos en su mayor parte. Se organizó con ellos un pequeño cuerpo de voluntarios además de unos pocos de clase obrera.
Mi primer inconveniente fué la falta de fondos y de un local para encuartelarlos.

Para obviar en parte, estos inconvenientes, me ví en la precisión de solicitar una audiencia al Sr. Zapata, Prefecto de Tacna, quien me dijo: “Ya supe el arribo de Ud, por el cónsul boliviano y me ha asegurado que no conoce, la misión de Ud. por que su Gobierno no le ha dado ningún aviso por una parte, por otra dice que carece Ud. de nombramiento para el desempeño de sus funciones y que todo lo que ha traído Ud. es un pasaporte”... En seguida y hablando confidencialmente, me dijo estas palabras textuales y con un acento de amargura. “Si en la situación aflictiva en que nos encontramos, los que dirijen nuestra política, se han de ocupar con preferencia de ejercer venganzas hostilizando a los hombres que como Ud. puedan contribuir con ventaja a la defensa nacional, estamos desde luego perdidos! Tenemos pocos militares de oficio y de profesión. Se ha improvisado muchos pero esos no valen la vaina de la espada de un soldado".

Ocho días después hizo S. E. el Presidente de Bolivia su entrada triunfal a la ciudad de Tacna, seguido de un Ejército, en su mayor parte desnudos y desarmados...

Que triste y dolorosa impresión sufrí al ver a mis compatriotas en tan lamentable estado; muchos de aquellos valientes que iban gozosos a derramar su sangre por la patria, no tenían por abrigo más que una camisa raída que apenas les cubrían la desnudez de sus espaldas.

Una hora después me dirigí al palacio del Capitán General a darle la bienvenida y comunicarle a la vez los inconvenientes con que había tropezado.

Allí ardió Troya... Apenas me divisó S.E. cuando se puso en guardia, para darme una lección de pujilato... yo a mi vez, me puse también en guardia, para probarle que mi revólver tenía más fuerza que sus puños, pero en el momento en que me decía blandiendo los brazos ‘‘Donde está la División!.. por qué no salió Ud. a recibirme! a pretendido despreciarme —so— Muñeco y etc. etc. Anunciaron al General Montero y casi en presencia de éste, me dijo, salga Ud. de aquí. . . fuera. . .

No había transcurrido una hora... cuando el mismo Ministro de la Guerra General Jofré que desempeñaba ya las funciones de Jefe de E.M. General, se presentó en mi alojamiento y me dijo, “tengo orden de entregarle a Ud. personalmente esta nota. (La leí, contenía una orden perentoria para que desocupara el Cuartel General de Tacna en el término de dos horas y marchara a La Paz a ser juzgado) agregando que él no tenia parte alguna en esa medida, que en su concepto la creía injusta y propia del carácter violento del General Daza; a las observaciones que me he permitido hacerle al respecto, me ha contestado con una interjección de cuartel. . . Este era nada menos que un General, aunque hechura suya (de Daza). 
A mi arribo a La Paz. supe que el juicio se me seguía en Tacna. Nombrado juez fiscal el coronel Corsino Balza, para la organización del sumario, tuvo la suficiente independencia para arrastrar la saña del tirano, sobreseyendo el juicio por falta de culpa... A pesar de esto, despechado S. E. por el resultado del sumario, ordenó mi destierro a la provincia de Inquisive bajo la vigilancia del Sub-prefecto.

El General Daza tenía sus razones para odiarme. . . nunca olvidó mi severo castigo que le inflinjí cuando era mi subalterno. Talvez tuve alguna extralimitación en el castigo, pero el delito no pudo ser más grave. . . Era alférez en 1862 destinado sin mi conocimiento al cuerpo de mi mando...

....Desde mi infancia he consagrado mis servicios a mi patria con lealtad y honradez.
Mis ascensos los he obtenido por regular escala, de caballero cadete a Mayor General, último grado que reconoce el escalafón de mi patria.

He desempeñado y ocupado los puestos más culminantes en el ramo administrativo.
Mi carácter intransijente en materias del cumplimiento del deber, me ha creado siempre muchos inconvenientes y desagrados.

Al examinar mis papeles, he encontrado un documento de crédito calificado y reconocido por el Estado a la indemnización a los perjuicios que sufrí con motivo del saqueo y destrucción de mi casa (en Potosí), ordenada y verificada por orden del General Melgarejo, en represalia de haber pretendido yo, salvar a mi patria de su ominosa y tiránica dominación.

El cobro de éste y otros documentos igualmente legales, demanda tiempo, tramitaciones y tal vez un resultado dudoso y por toda espectativa la miseria!, la mendicidad! ¡Oh! no quiero llegar a sus puertas.

Al abandonar este mundo deleznable, donde he sufrido tan amargas decepciones y apurado hasta su última gota el cáliz de la amargura, siento un placer inefable.

Imploro misericordia, perdón a Dios todo poderoso e indulgencia a mis semejantes.

(firmado)—José M. RENDON.
Iquique, Agosto 31 de 1908"


********************
Datos biográficos y texto de las "Memorias de Ultratumba" fueron tomados del libro: "Los Generales de Bolivia (Rasgos Biográficos)" por Julio Díaz, publicado en 1929, gentileza de Ernesto Linares.

Saludos
Jonatan Saona

No hay comentarios.:

Publicar un comentario