27 de agosto de 2014

Parte de Grau

Miguel Grau Seminario
Parte de Miguel Grau sobre el segundo combate de Antofagasta

Comandancia jeneral de la 1ra división naval.
—A bordo del monitor «Huáscar.»
—Al ancla, Arica, Agosto 31 de 1879.

Señor contra-almirante comandante jeneral de las baterías i fuerzas de la plaza.
Señor comandante jeneral:

El 22 del presente a las 3 h. 30 m. A. M. zarpé de este puerto con este monitor i el trasporte Oroya, en cumplimiento de las instrucciones que se dignó impartirme el Excmo. señor jeneral supremo director de la guerra.

Conservando convoi me dirijí al Sur i llegué al puerto de Pisagua a la 1 h. P. M. del 23, de donde comuniqué por telégrafo con el capitán del puerto de Iquique a fin de continuar el viaje con la oportunidad determinada por las mencionadas instrucciones.
Conseguido esto a las 4 h. 30 m. P.M. me dirijí a Iquique i fondeé en él a las 8 h. 30 m. P.M. Aquí, después de comunicar con tierra, recibí las últimas instrucciones de S. E. i zarpé a la 1 h. 45 m. A.M. con rumbo al Sur.

Sin novedad alguna llegué a la punta Jara a las 4 h. P. M. del 24.
Estando en esta altura avisté un vapor que salia de Antofagasta, i que pronto reconocí ser el Ilo. Mandé un
oficial a su bordo para que practicase la visita de guerra.

A las 10 h. P. M. llamé al comandante del Oroya i le ordené que se conservara con su buque a la altura de Antofagasta, ejerciendo la vijilancia debida, mientras el Huáscar permaneciese dentro el fondeadero. Todo prevenido, a la 1 h. A.M. me dirijí a él.

Los buques del enemigo Magallanes i Abtao, el trasporte Limarí i otro vapor pequeño se encontraban anclados detras de los mercantes i mui próximos a tierra. En el momento que atravesaba la primera línea de ésta se dio señal de alarma por medio de un cohete de luces que partió de una embarcación menor, probablemente la de ronda. Continué sin embargo internándome por entre los buques con alguna dificultad en busca de los enemigos que, proyectados sobre tierra, era difícil ver en la oscuridad hasta llegar de 300 a 400 metros de ellos.

En tal situación no era prudente atacarlos con el ariete, porque fondeados inmediatos a los arrecifes del Norte i del Sur que forman la poza, en la oscuridad de la noche, i entre catorce buques mercantes que llenaban el fondeadero, se hacia inseguro gobernar con acierto para llegar hasta ellos, aparte del peligro que se corría de chocar en una roca.

No podía tampoco hacer uso de la artillería, porque ya estaba aclarando el dia i era comprometido trabar combate en medio de buques neutrales, a los que podría ocasionarse algún daño de consideración.

Tuve, pues, que retirarme a las 6 h. A. M. por no ser ya conveniente la permanencia del buque en ese lugar; i media hora después, que estuve fuera de tiro de los buques, salí del puerto gobernando en demanda del Oroya, al cual me uní a las 7 h. 15 m. A. M. i seguí en convoi con él en dirección al puerto de Taltal.

El 26 a las 8 h. A. ,M. llegamos a este puerto, i se tomaron en él nueve lanchas de las que estaban a flote, dejando dos que se encontraron cargadas con mercaderías; seis de ellas, las que se encontraban en buen estado, fueron amarradas a remolque del Oroya, i las tres restantes destruidas. También se tomó una lancha a vapor que estaba varada, i a la cual intencionalmente se le había destapado por los enemigos las cajas de estopa de la chumacera de la mariposa; se trajo al costado del buque haciendo mucha agua, i apesar de los esfuerzos que se hicieron fué imposible evitar que se fuera a pique. En este puerto se encontraban fondeados dos buques mercantes alemanes cargando salitre, el vapor inglés Chala i un pontón abandonado i sin pabellón alguno. Por los primeros supe que el Blanco Encalada había estado en el puerto la víspera, i había salido el mismo elia, según se decia, con dirección al Sur. 

A las 12 M. despaché al Oroya con destino a este puerto con las seis lanchas que antes he indicado, dando a su comandante órdenes de destruirlas en alta mar o echarlas al garete: en seguida me dirijí nuevamente al fondeadero, i saqué de él, a remolque, al pontón.

Fuera del puerto i tomando como blanco a este último, se hizo ejercicio de fuego de artillería durante dos horas, después de cuyo tiempo se le acabó de destruir.

En la noche de este día he mantenido al buque cruzando, como a veinticinco millas frente a Taltal, en cuyo crucero encontré i reconocí a la barca norte-americana Isaac Hall, que procedente de Tocopilla se dirijia a ese puerto.

Al amanecer del 27 hice rumbo al Norte, recorriendo la costa mui próximo a ella, para reconocerle, entrando en el trayecto en los puertos Blanco Encalada i Cobre; i desde la puesta del sol mandé disminuir el andar de la máquina a fin de pasar la noche a barlovento de la entrada de Antofagasta.

A las 11 h. A. M. del 28 avisté dentro de la ensenada de este último puerto, un buque que navegaba a la vela; me dirijí a él i mandé reconocerlo. Este buque que habia salido del puerto en la mañana, era la barca inglesa Birkly, que cargada de salitre se dirijia a Falmouth Plymonth Cork por órdenes.

Terminada la visita de guerra a este buque, me aproximé al fondeadero, para observar a los del enemigo i con la intención de rastrear el cable telegráfico si era posible; pero, a la 1 h. 35 m. P. M. cerca de él, fui sorprendido por los disparos de artillería de los buques enemigos. Inmediatamente se tocó zafarrancho i rompí mis fuegos a las 2 h. P. M. Desde ese momento se trabó un sostenido combate entre este buque por una parte i las baterías i buques del enemigo por otra.

Componíanse las primeras, al parecer, de cinco cañones, uno de ellos del calibre de a 300, en el lado norte de la población, i cuatro de a 150 en dos baterías situadas en el centro i sur de ella. El Abtao con su máquina apagada presentaba su costado con tres cañones de a 150, i se movía a espia para hacer fuego, i ocultarse en seguida tras de los buques mercantes situados en el fondeadero, i finalmente la Magallanes hacia igual maniobra mediante su máquina, para disparar su cañón de a 115, el de a 64 i los de menor calibre con que estaba artillada.

La distancia que en el principio me separaba de los enemigos era de 3,000 yardas, según las indicaciones del micrómetro, i las punterías de éstos, todas bien dirijidas, pasaban sobre el Huáscar a corta distancia. A las 3.16 P. M. me acerqué mas al fondeadero, buscando una dirección clara, a fin de dirijir mis fuegos sobre los buques enemigos, ocultos entonces detras de los mercantes; pero éstos habían suspendido ya sus fuegos i a las 4.15 P. M. estando a 2,300 yardas de distancia, volvieron a disparar, solo las baterías i se trabó nuevamente combate con ellas por no poder dirijir nuestras punterías sobre aquellos sin herir a los mercantes. A las 5.30 P. M. cesaron los fuegos de tierra completamente apesar de haber hecho el buque de mi mando los tres últimos disparos.

El número de tiros hechos por las baterías i buques ha sido el de 110 en el mismo tiempo que éste solo ha hecho 26 con los cañones de a 300 i 2 con los de a 40, en razón a que hallándose la mar picada, se esperimeutaban fuertes balances que dificultaban las punterías i era necesario esperar los sajíos i las oportunidades convenientes para dirijirlas. De aquellos solo una bomba ha tocado a este buque, proveniente del cañón de tierra de a 300. Este proyectil atravesó la chimenea a cuatro pies de altura sobre la cubierta rompiendo la cadena que sirve para izarla i la brazola de babor del escotillón de las calderas, tocó después en la cubierta i estalló causando lijera avería en ellas, i arrojando al agua una percha colocada allí. A consecuencia de la esplosión desapareció completamente el teniente 2.° don Carlos de los Heros, que se encontraba en ese lugar, i fué herido por las astillas el marinero alumno de la Escuela de Condestables Alcídes Gutiérrez.

Al dar a V. S. cuenta de la pérdida de aquel intelijente oficial, siéntome vivamente impresionado, recordando los méritos personales que le adornaban i la celosa puntualidad que en todas las ocasiones del servicio ha manifestado para cumplir con su deber; así como el valor i la serenidad que ha desplegado en las acciones de armas que ha tenido este buque en la presente campaña.

Adjunta encontrará V. S. la relación de los jefes, oficiales i tripulación que se han encontrado presentes a bordo en el momento de este combate, i me es satisfactorio asegurar a V.S. que todos se han distinguido en el cumplimiento de sus deberes.

A las 10 P. M., estando aún dentro de la ensenada, se avistó un vapor por el lado del Sur. Suponiendo que fuese el Blanco Encalada salí a reconocerlo; pero debido a la oscuridad de la noche se perdió de vista i probablemente entró al puerto, a juzgar por un cohete de luces que vimos salir de ese lugar. Permanecí sin embargo cruzando en la bocado la ensenada hasta la 1.30 A. M. del 20 que me dirijí al Norte.

A las 9.45 A. M. del mismo día entré al fondeadero de la huanera de Mejillones de Bolivia, tomé una lancha a vapor, i con ella a remolque continué mi viaje próximo siempre a la costa. A las 2.40 P. M. entré a Cobija, en donde se encontraba anclada la cañonera de guerra francesa Decrés i a las 5.55 P. M. a Tocopilla.

En este último puerto tomé cuatro lanchas que estaban a flote, i se pasó la visita de guerra a los tres buques mercantes que se encontraban en su fondeadero. Por ellos me he informado de que en la mañana de este dia se habían internado con dirección a Calama mas de 200 hombres de la fuerza enemiga, conduciendo algunos artículos de guerra, carretas i herramientas i he podido ver desde el buque que existe en la población una partida de 400 a 500 mulas. 

Continué mi viaje al Norte i llegué al puerto de Iquique ayer a las 5.15 P. M. allí se encontraba fondeada la fragrata de guerra norte-americana Pensacola.

Después de comunicar por telégrafo para tomar órdenes del Excmo. señor jeneral director de la guerra i de recibir a bordo por disposición del señor jeneral en jefe del ejército del Sur a los señores pasajeros que constan en la relación adjunta, zarpé con dirección a este puerto en el que he fondeado hoi a las 5 P. M.

Todo lo cual tengo el honor de participar a V.S. para que por su conducto llegue a conocimiento del Excmo.
señor jeneral presidente director de la guerra. 

Dios guarde a V.S.—S.C.G.
—MIGUEL GRAU


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Saludos
Jonatan Saona

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