2 de febrero de 2010

Benjamín Montoya

Benjamín Montoya
Benjamín Montoya

Ingresó al Ejército chileno en 1866, como cadete del arma de Artillería.

Participa en la campaña de Tarapacá, estando presente en el bombardeo de Antofagasta, toma de Pisagua, batalla de San Francisco, batalla de Tacna y la batalla de Arica.

Falleció en Tacna el 16 de agosto de 1880.

Recibió una medalla por haber participado en la campaña de Tarapacá.

Parte de Benjamín Montoya sobre la batalla de Dolores

"Del ala izquierda.

2ª brigada del regimiento núm. 2 de Artillería.-
Campamento de Dolores, Noviembre 20 de 1879.‑

Señor comandante:
Me hago un deber de dar cuenta a Ud. de las novedades ocurridas en la brigada de mi mando durante el combate que tuvo lugar el día de ayer entre nuestro ejército y las fuerzas aliadas enemigas.

Como a las 8 A.m. regresé a este campamento desde la estación de Jazpampa con 4 piezas de montaña con que salí de dicho punto la noche anterior, encontrándome al ejército distribuido en el cerro de la Encañada, donde en el acto tomé posesión en la punta saliente que mira al Noreste, quedando la 3ª de la batería y una ametralladora que había dejado el día anterior en el campamento, colocada en la altura Sureste de dicho cerro, unida a la batería de montaña de la 3ª brigada, que se hallaba al mando del sargento mayor señor don José de la Cruz Salvo.

En esta disposición esperamos las órdenes convenientes para romper el fuego sobre el enemigo que se aproximaba a nuestras posiciones, lo que efectuó esta batería a las 3 P. M. tan pronto como el primer disparo de cañón se dejó oír en la del Sureste y a una distancia de 2.000 metros, haciéndose poco después el combate general. El enemigo, que marchaba en columna cerrada u algunos cuerpos en el orden de batalla con sus guerrillas de frente, fue en pocos minutos dispersado y puesto en vergonzosa fuga, exceptuando uno o dos batallones que, tomando posesión del establecimiento de salitre que se encuentra al Este, trataban de asaltar la batería de montaña de la 3ª brigada, a cuyos cuerpos dediqué una atención preferente para impedirles su acceso. Rehecho de nuevo el grueso del ejército enemigo, el ataque de nuestras fuerzas se dirigió a él y alternativamente se siguió disparando sin interrupción hasta las 5:15 P. M. en que el ejército aliado era dispersado por completo volviendo la espalda a nuestras posesiones.

Me veo en el doloroso deber de participar a Ud. que en la mitad del combare cayó gravemente herido de una bala de rifle en el costado izquierdo, el capitán de la batería don Delfín Carvallo, que se encontraba en ese momento cambiando el anillo obturador de una de las piezas, y luego después, también heridos de más o menos gravedad, seis artilleros sirvientes, los que en el acto fueron reemplazados con la gente de reserva. Como las circunstancias lo permitían, se remitieron los heridos a la ambulancia con las precauciones del caso.

El valor e inteligencia con que se ha conducido el capitán Carvallo, tanto en el acto del combate como en las distintas comisiones que le ha confiado el cuartel general en los últimos días, lo hacen acreedor a la especial consideración de Ud., lamentando por mi parte, como una verdadera desgracia, el estado de postración en que se encuentra.

En la 3ª sección, que estaba al Sureste al mando del alférez, don Genaro Freire, el enemigo fue batido desde los mismos cañones y obligado desde allí a retroceder, causándose un muerto y 35 heridos, de cuyas circunstancias y demás ocurridas, comunicará a Ud. el sargento mayor don José de la Cruz Salvo.

Con respecto a la batería de campaña de la brigada de mi mando, solo he podido presenciar las magníficas punterías y mortíferos efectos en el campo enemigo, de la que por estar bajo la dirección de Ud., omito el parte que no ha pasado su comandante sobre los pormenores del combate.

Hemos tenido un consumo durante la acción de 217 granadas Krupp de percusión y 3.330 tiros de bala de carabina Winchester sin incluir al gasto de munición ocurrido en la 3ª sección. Adjunto a Ud. por separado una relación de los señores oficiales y tropa, que han tomado parte en el combate, otra de las bajas ocurridas y oportunamente daré cuenta a Ud. del número de animales muertos, equipo de tropa extraviado o perdido.

No dejaría terminado este parte sin manifestar a Ud. el buen comportamiento de los señores oficiales y tropa que han permanecido a mis órdenes, haciendo una especial mención del teniente don J. A. Errázuriz y del alférez don Juan Bautista Cárdenas, que se han mostrado con un valor y serenidad sobresalientes.

Dios guarde a Ud.
B. Montoya.
Al comandante del regimiento núm. 2 de Artillería

El comandante de artillería agrega lo siguiente a continuación de ese parte:
"No debo pasar adelante sin decir una palabra siquiera sobre el jefe de la batería, cuyo parte acabo de transcribir. Sereno y valeroso, defendió su puesto y mantuvo en las horas de peligro alto el espíritu de sus subordinados."


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Saludos
Jonatan Saona

2 comentarios:

  1. uno menos.quedan bastantes.

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  2. El concepto de "vergonzosa fuga" que utiliza Montoya en su parte fue muy recurrido por los comandantes de tropas de ambos bandos durante la campaña de Tarapacá. Y erradamente, a mi juicio. Tropa que está siendo batida por fuego de artillería a 2.000 m. - como señala el parte en comento - y que es retirada para ser seguidamente reagrupada, no puede ser imputada de vergonzosa fuga. Lo mismo se imputó a tropas chilenas en la siguiente batalla de Tarapacá, y también erróneamente.
    El ardor combativo no debe degenerar en excesos al calificar la actitud del adversario, porque la descalificación cae sobre el combatiente que sigue órdenes disciplinadamente y con valor, y en ese empeño vence o sucumbe.

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