1 de marzo de 2008

Mariano I Prado

Mariano Ignacio Prado
Mariano I. Prado

Debido a que la escuadra peruana no estaba en buenas condiciones se encontraba en el fondeadero del Callao reparándose, por lo que no podía salir a combatir a las naves chilenas, el pueblo, desde el inicio de la guerra, exigía que los buques salieran al mar, pero el Presidente Prado se resistía a ello

Cuando la Escuadra chilena bombardeó los puertos peruanos de Pisagua, Mollendo, Huanillos y Pabellón de Pica, el pueblo peruano indignado por estos hechos (estos puertos no estaban artillados, sólo fueron defendidos por sus pobladores armados de fusiles, mientras que ellos bombardeaban con cañones de su escuadra) se reunió en las afueras del Palacio de Gobierno en Lima, culpando al presidente por que la Escuadra aún permanecía en el Callao y no salía a batirse con la escuadra chilena

Prado tuvo que salir a tranquilizar a la gente y dar sus explicaciones:

La obra 1879 de Guillermo Thorndike dice lo siguiente:
“-¡Que hable Prado!
-¡Viva el Perú, muera Chile!
-¡Prado! ¡Prado! ¡Prado!
-
El coronel Rodríguez no concluía de negar a Su Excelencia cuando el Presidente salió al balcón de la Prefectura. Rojos dinamitazos sacudieron el aire.
-¡Callao! ¡Callao!
Extendió las manos, pidiendo calma
--¡Señores!…
-¡Viva el héroe del 2 de mayo!
--…¡Señores…me complace hablar al pueblo! Estoy dispuesto en toda época a dar cuenta de mis actos…
-¡Viva Prado!-
-¡Prado! ¡Prado! ¡Prado!--
…Por eso, tan luego he recibido hoy las noticias que conocéis, las he comunicado para que enterados de los sucesos podáis dar expresión a vuestro patriotismo…
-¡Viva el Perú!-¡Muera Chile!
-¡Mueran los asesinos de Pisagua!--
--… Estoy listo, trabajo y me afano para poner en buen pie nuestra escuadra. Quisiera con los alientos colocar nuestras naves en condiciones aparentes para que puedan batirse con esperanza de buen éxito –la franqueza del General enfrió la furia de las chalacos- ¡La guerra nos ha tomado por sorpresa! ¡Los chilenos estaban preparados para la guerra! ¡Nosotros por desgracia no lo estábamos, porque confiábamos en la paz!…
-
Ahora el silencio acogió la pausa con que Su Excelencia tomó aliento.
--…NO CONVIENE por ahora mandar uno, dos o tres buques. No hay esperanza de éxito y su pérdida sería muy sensible. ¿Queréis que mande a la Unión, al Huáscar y a la Pilcomayo? Nuestra Escuadra no está en actitud de batirse. Sería terrible su pérdida, y entonces me echaríais en cara mi falta de PREVISIÓN. Tan luego como he recibido las últimas noticias, he volado a ver si logro avanzar el alistamiento de los buques que aún faltan para escarmentar a Chile…
-¡Viva Prado!
-¡Prado! ¡Prado! ¡Prado!
--…Esos cobardes han atacado Mollendo, donde no tenemos ni un cañón y sólo podían responder unos rifles. Han atacado Iquique, que está en la misma condición. ¡Pero han dejado ileso a Arica, donde tenemos cuatro cañones con los que habríamos castigado su osadía!…
-¡Muera Chile!
-¡Muera!
-- …¡Confiad! -la voz de Prado subió de tono-. Estad seguros de que trabajo día y noche por el engrandecimiento del Perú y por su gloria, porque así trabajo por mi propio engrandecimiento, porque cuantas mayores sean las glorias del Perú, así será también mi elevación…
-¡Viva Prado!--…Bien señores: volved vosotros a dar expansión tranquila a vuestro patriotismo cual corresponde. Y dejadme que vuelva a cumplir mis deberes.
¡VIVA EL PERÚ!
-¡VIVA!”

Mariano I. Prado promovió varias conferencias entre los marinos más notables y en ella se llegaba a la conclusión que la Escuadra NO ESTABA TODAVÍA LISTA.

Wilhelm Ekdahl dice lo siguiente:
 “…se agitaba vehemente la opinión pública del Perú para que su Escuadra tomase pronto la ofensiva… El estado de los buques peruanos impedía evidentemente al Gobierno dar gusto a la opinión pública en ese sentido y hay que reconocer tanto la energía como el buen criterio con que el Presidente Prado supo resistir estas presiones populares…Cuando fue conocida en Lima la llegada del Ejército boliviano a Tacna, el 30 de Abril, la OPINIÓN PÚBLICA, tanto en los círculos influyentes como en los del pueblo, EXIGIÓ que el presidente saliese a campaña para que se encargara del mando supremo de los Ejércitos aliados, pues el Perú no quería confiar la dirección de la campaña al Presidente Daza. Pero hasta ahora, el Presidente Prado había resistido estas exigencias prematuras con alta energía, limitándose a ordenar que la Unión y la Pilcomayo ejecutasen la expedición al Sur...
La llegada del general Daza con su ejército al teatro de las operaciones, exaltó el espíritu levantisco de los limeños; que consideraban deprimente para el orgullo nacional, que las tropas perú-bolivianas combatieran al enemigo bajo las órdenes de Daza, general en jefe aliado, pero extranjero”


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Prado presionado ahora no sólo por el pueblo sino por personajes influyentes, zarpó para el sur

Saludos
Jonatan Saona

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