12 de abril de 2008

Combate Homérico

El Combate Homérico

Escrito por Vicente Grez (chileno) en 1880, en su Capitulo II titulado “Los Desconocidos” dice respecto a los marinos chilenos que participaron el 21 de mayo….

"¿Qué fué Iquique? ¿ Una gran batalla naval? ¿Un combate heróico? Eso se ha repetido muchas veces en la historia del mundo. Iquique es único. Es la lucha a muerte de un niño con un jigante; es el duelo de dos pueblos, de dos razas, de dos civilizaciones; es el triunfo del deber, del valor, de la virtud, de la dignidad humana contra la fuerza bruta casi siempre invencible.

“Aquella lucha desigual y titánica fue lo inesperado y lo asombroso. no había a bordo de nuestras naves un solo nombre que fuera una garantía.

-¿PRAT?
-;¿Quién le conocía? ¡Era talvez un afeminado! Un marino que se había hecho abogado y que por consiguiente no podía ser un gran marino.

-¿CONDELL?
-Bah¡ ese menos que nadie! Carácter voluntarioso, altanero, turbulento, incapaz de doblegarse a las severidades de la disciplina militar y de comprender los grandes sacrificios y deberes; mozo casquivano, capaz de dar un escándalo, pero incapaz de hacer un prodigio.

-¿SERRANO?
-Un muchacho de tan poco provecho como Condell y ¡quién sabe! si hasta inferior! Si él hubiera dicho alguna vez chanceándose con sus alegres compañeros: “saltaré algún día sobre la cubierta del Huáscar para tomarlo al abordaje!”
... es posible que todos se hubieran reído y él talvez el primero.

-¿URIBE?
-Ese no era hombre de guerra: suave, amable, estudioso, tenia más bien un porvenir literario; hijo de una gran mujer de letras; sus tendencias naturales parecían dirijirse hacia el arte i la poesía.

-¿RIQUELME?
-Un mancebo enamorado que pensaría mas en su novia que en su patria.

-¿ORELLA?
-Un tronera que de puro loco y caprichoso había aprendido a dirijir un cañón admirablemente, poniendo la bala en donde ponía la vista, no tanto por amor a su profesión como por darse el placer de un estraño pasatiempo.

-¿ALDEA?
-Un sarjento! ....¿De tan abajo puede subirse a tanta altura?

La verdad es que en esas naves no había un hombre.
Tal pensaba la opinión i al parecer también el almirante

I tenían razón: la Esmeralda i la Covadonga no eran naves tripuladas por hombres sino por niños, niños jigantes que pasaron muchos de ellos de los bancos del aula a la inmortalidad.
....

En la tarde del 16 de mayo de 1879 la Esmeralda y La Covadonga quedaron sosteniendo solas el bloqueo de Iquique. El resto de la escuadra, o mejor dicho el grueso de la escuadra chilena, se había dirijido al Callao en busca de una aventura gloriosa que debía de dar por resultado la destrucción o captura de la escuadra peruana.

Componían esa escuadra los blindados i las corbetas, las buenas tripulaciones i los jefes prestigiosos, todo lo que era un poder como fuerza i como inteligencia. En la bahía de Iquique quedaba todo lo inútil: las naves débiles y viejas, las tripulaciones bisoñas, los jefes y oficiales de menos esperanzas. Un detalle histórico que estimamos de suma importancia es que varios de los oficiales que tripulaban las dos naves fondeadas en Iquique el 21 de mayo fueron transbordados de otros buques días antes de la partida de la Escuadra.

Algunos insistieron con lágrimas en los ojos para que se les llevara al combate; pero la orden era terminante. Se quería contar con gente escogida y segura. Se abandonaba a los ineptos.

¡Con cuánta amargura verían partir los desheredados de la gloria a sus afortunados compañeros que iban a la lucha i a la victoria mientras ellos quedaban condenados al eterno castigo de la inacción! ¡Qué nube de rubor cubriría la frente de Prat i sus compañeros al ver que se les separaba de los predestinados! Pobres jóvenes! debieron pasar horas de sublime angustia....”.

Dicho capitulo termina con la frase:
“Pero la mano todopoderosa i justiciera que dirige los destinos de los hombres i de los mundos había, como siempre, decretado que los últimos fueran los primeros.”…
y a partir de los capítulos siguientes ya no trata de desvirtuar a sus compatriotas, sino a los marinos peruanos.

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En el capitulo III titulado Fortuna y Desgracia dice sobre Williams Rebolledo y Miguel Grau

“Al mismo tiempo que la escuadra chilena salía de Iquique con dirección al Callao, la escuadra peruana salía del Callao con dirección a Arica; pero en el espacio inmenso del mar ambas flotas pasaron sin distinguirse.

Williams llegó al Callao al amanecer del 21 de mayo i vió la rada vacía de naves enemigas: el Huáscar i la Independencia habían salido… Grau llegó a Arica al anochecer del día 20 y ahí supo que la escuadra chilena había partido a1 norte y que la Esmeralda i la Covadonga habían quedado solas sosteniendo el bloqueo de ese puerto.

La desgracia de Williams i la fortuna de Grau partían desde ese momento: la una adusta, terrible e injusta, y la otra risueña, fácil, sin peligro alguno e injusta también en sus favores. El uno (Williams Rebolledo) yendo en busca de un combate terrible, de una lucha VERDADERAMENTE GLORIOSA, encontraba al fin de su carrera esa máscara grotesca i burlona que se llama fiasco; mientras el otro (Miguel Grau) que venia a emprender sólo la cobarde guerra del corsario, del asalto al débil, de la sorpresa nocturna, encontraba a su llegada a la ciega fortuna con los brazos abiertos i el pecho palpitante de cariño i de emoción...”

Mas adelante dice sobre Prat:

“Su buque (La Esmeralda) era viejo, podrido, inmóvil y con cañones que eran un adorno más que un arma. ¡Qué podría hacer contra el invulnerable monstruo que arrastraba consigo el espanto y la ruina? Nada sino pelear y morir con gloria! ¿Podría él entregar la nave que habían confiado a su honor?

Otros, en circunstancias semejantes, lo habrían hecho sin mengua, pero él ¡jamás, jamás, mil veces la muerte! ¡Cómo! era posible, podía siquiera aceptarse ni como un sueño fatídico que el Perú i Bolivia, esos dos leprosos de la América, vencieran a Chile, la honra, la gloria, la civilización del continente latino, sin morir antes de vergüenza y de horror? La patria de Castilla el tahur, de Echenique el peculador, de Pezet el traidor, de Balta el estafador de empréstitos, de Pardo el aleve y de Prado el imbécil, podría vencer y humillar? por la torpeza de un almirante, a la patria de O’Higgins el magnánimo, de Freire el puro, de Pinto el virtuoso y de Bulnes el honrado…….”



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Esos adjetivos calificativos con respecto a los “malos”, “imperfectos” gobernantes peruanos, y los “casi-divinos” o “perfectos” presidentes chilenos, son realmente increíbles.

Se nota el resentimiento (u otro sentimiento similar a éste) con el que escribía Vicente Grez, debido a que en la época que fue publicado el libro (1880) todavía no se había terminado la guerra.

Creo que se debe decir un comentario con respecto al texto: no entiendo bien porqué el autor (aclarando nuevamente que es chileno) disminuye, empequeñece a sus compatriotas, poniendo adjetivos que en algunos casos considero injusto para la memoria de los hombres que participaron en Iquique.


1 comentario:

  1. Cuando es es vencedor hay lagrimas para ofrecerse voluntario ¿no lo han notado? cuando es es defensor hay piedad con el caido.

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